martes, 6 de septiembre de 2011

Construyendo amigos y enemigos. El mito y su utilización en la sociedad de masas para la propaganda terrorista (Ricardo Ruiz de la Serna)

¿Cómo combatir con la ley algo tan difícil como un mito que invita al odio y al terror?

El método que vamos a exponer bebe de tres disciplinas: la fenomenología de la religión, la psicología de masas y las técnicas de propaganda y opinión pública.

El mito es el relato que explica porque las cosas son como son. Sirve para reforzar una convicción y para movernos: Los mitos son importantes en política, sin mitos la política se convertiría en un proyecto de gestión.

El mito tiene otra dimensión: es una manifestación de lo sagrado, es una hierofanía. Si preguntásemos a un nazi de la SS, en 1938, antes del estallido de la guerra, qué consideraba él que era la raza alemana, nos hubiera hablado en términos religiosos. Esta pregunta hecha a un neonazi actual nos va a ser contestada en términos de mito.

Un último detalle es que el mito aspira a realizarse en este mundo. Por eso se utiliza para la política. En los ultranacionalismos hay siempre elementos mitológicos, pero además aspiran a realizarse en este mundo.

Este uso del mito es muy habitual. Tiene una utilidad política, no está inventado, está construido. Puede tener una base más o menos real pero con ella se construye un relato que aspira a explicar cosas que son trascendentes.

Un ejemplo de mito fue el de la conspiración judía mundial. Era falso pero la gente sigue creyéndolo. Sirve para interpretar la realidad.

Otro ejemplo es el mito de la puñalada por la espalda, que mantiene que Alemania fue derrotada en la primera guerra mundial solo porque había traidores dentro de Alemania.

En la actualidad los mitos nos llegan infiltrándose en los medios de comunicación. Antes habían llegado a través de la propaganda. En los medios de comunicación actuales tenemos sobre todo contenidos de entretenimiento. Dedicamos mas atención a las películas o a las series, u otros programas de entretenimiento que a los informativos, y es a través de esta programación como los mitos políticos están entrando hoy en nuestras casas, a través de los contenidos de entretenimiento de los medios de comunicación.

Veamos dos ejemplos: por un lado tenemos el consumo de cómics; aquí el sufrimiento de las víctimas puede aparecer completamente olvidado. Hay ejemplos de cómics sobre Gaza, o los cómics racistas que maneja la extrema derecha en Europa. Aspiran a entretener más que a informar pero consiguen además su efecto.

Son abundantes los videojuegos donde uno se encarna en el miembro de una raza superior que se enfrenta a "los otros". Cuando estos juegos han sido denunciados en las vías judiciales no se han conseguido condenas por considerar que se pueden amparar en la libertad de expresión, pero al final el mito de la raza superior termina por formar parte de nuestra forma de entender el mundo. También podemos señalar el humor, abundan los chistes donde el europeo es superior al otro.

Nos divertimos hasta morir porque la muerte nos entretiene, la muerte nos divierte. Nos gustan las películas de disparos, véase, por ejemplo el caso de Tarantino que ha hecho de la violencia un elemento más del entretenimiento.

Otro mito es el de la patria perdida. Realmente el mito de la raza superior está en decadencia últimamente. Ahora está más de moda hablar de los míos, mi clase social, mi país..., lo mío es mejor que lo tuyo.

Este mito es bello, más bello que el de la raza superior. El terrorismo de ETA busca justificarse sobre el mito de la patria perdida. También estaba este mito detrás del ultranacionalismo serbio. El islamismo europeo considera que la salvación de Europa es la implantación de una Europa islamista.

 En estos mitos encontramos formas de creación cultural que desactivan los argumentos racionales. Es muy difícil combatir los mitos desde argumentos racionales. El poema desactiva la racionalidad.

La poesía puede ser convertida en un arma política. Esto es lo que han venido haciendo durante los últimos años los terroristas islamistas. Los terroristan ven videoclips como los que podemos ver en cualquier cadena de música, con imágenes de acciones armadas pero fondos musicales y rítmicos, con imágenes emocionantes y mensajes que pretenden ser poeticos.

Con dibujos animados entretenidos y épicos hacemos llegar el mito a la población, movilizan a la población para odiar al otro desactivando los elementos racionales. El uso de los mitos, el de la raza superior y el de la tierra perdida se mantienen como claves interpretativas de la realidad.

Terminaremos con dos observaciones: este uso político del mito no puede justificarse con la libertad de expresión porque va precisamente en contra de lo que defiende la libertad de expresión. Además en este uso del mito la víctima queda de lado, el héroe es un héroe y por tanto no puede causar víctimas, por eso el mito funciona, por eso es tan difícil combatir el terrorismo con las únicas armas que nos da el derecho, necesitamos utilizar recursos educativos.

El mito satisface una necesidad nuestra personal: da a ciertas personas una razón para vivir que sin él no tendría. Hay relatos de poder y dominación social pero hay algo más, a ciertas personalidades les da una razón para vivir y lo que es más importante, una razón por la cual morir. No es algo racional como puede ser un programa político, es otra lógica, es distinto.

El mito puede dar sentido a la vida pero puede también convertir esta en una vida atroz, puede ser un sentido atroz (Notas tomadas durante el I Congreso Internacional de Psicotraumatología: Trauma y Memoria. Celebrado en Madrid en mayo de 2010).

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