jueves, 21 de febrero de 2013

La búsqueda de artefactos sospechosos tras amenazas terroristas


Lamentablemente vivimos tiempos en los que las amenazas de atentado son relativamente frecuentes y en muchas ocasiones éstas son recibidas en centros de trabajo que se caracterizan por tener grandes dimensiones y un elevado número de personal.

Consideraremos como “amenaza de bomba” a toda comunicación, verbal o escrita, que indique que se ha situado en el edificio algún artefacto con intención incendiaria y/o explosiva y que pueda o vaya a ser detonado. Este tipo de amenazas puede ser recibido de múltiples maneras, pero lo más frecuente es que el aviso se realice por vía telefónica.

Cualquier organización debe tener definidos procedimientos específicos dirigidos a organizar la respuesta ante este tipo de situaciones. Cualquier amenaza de bomba debe ser tomada seriamente y la empresa debe estar preparada para poder suspender sus actividades garantizando así la seguridad de sus empleados y clientes.

Es fácil que la reacción de la persona que recibe este tipo de llamada sea de elevado nerviosismo, shock o incredulidad, por esta razón será necesario que disponga de una mínima formación que posibilite el mantenimiento de la calma y la obtención de datos que serán importantes para decidir el plan de acción adecuado. Por ejemplo, será de vital importancia intentar que el comunicador informe de cuál es la localización exacta de la bomba o el tiempo fijado para su detonación.

Cualquier amenaza de bomba se comunicará al responsable del edificio que evaluará la llamada y pondrá en ejecución el plan de acción adecuado, teniendo en cuenta que éste, de acuerdo con lo dispuesto por la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, debería estar ya protocolizado en los planes de emergencia de la empresa. La recepción de una amenaza se notificará siempre a las autoridades ya que nunca podrá desacreditarse sin una investigación previa.

La decisión de evacuar el edificio se debe tomar por el responsable del mismo tras un análisis detenido de la amenaza. Cada una será distinta en función de diversas variables como su grado de especificidad, riqueza de detalles de la información ofrecida por el comunicante u otros datos. Hay que tener presente que una decisión de evacuación tomada de forma precipitada contribuye al logro del móvil terrorista al paralizar la actividad de la empresa, además puede tener consecuencias graves si se realiza de forma poco controlada y llega a generar pánico. Por último también hay que valorar la alteración que se provoca en el correcto funcionamiento de las organizaciones.

Después de analizar cada caso las distintas opciones de respuestas serán: no adoptar ninguna acción, buscar el posible artefacto sin realizar una evacuación o evacuar el edificio y buscar el artefacto. Cuando se trata de una amenaza específica en la que se indica un corto plazo de tiempo antes de la detonación, lo recomendable es evacuar el edificio a la mayor brevedad y dejar a la policía el trabajo de búsqueda.

En algunos casos puede considerarse conveniente realizar una búsqueda antes de ordenar la evacuación. Teóricamente la búsqueda por los propios empleados en sus áreas de trabajo es la estrategia más exhaustiva, pero en muchas ocasiones es más seguro organizar la búsqueda a través de equipos de trabajadores entrenados y designados por la gerencia de la empresa. También hay que tener en cuenta que cuando la búsqueda esté dirigida por la policía, ésta también va a querer estar acompañada por este tipo de trabajadores.

El personal más adecuado será el de seguridad o el de mantenimiento, aunque puede ser cualquier otro tipo de trabajador siempre que tenga un buen conocimiento del edificio. Habitualmente son las personas que trabajan en el área las que tendrán menores dificultades para identificar cualquier objeto extraño o nuevo en la zona.

Por el jefe de la búsqueda se organizarán equipos de dos personas entrenadas. Deberá coordinarse la actuación de forma que los equipos no sólo no se interfieran en su trabajo sino que se complementen. Se formarán todos los equipos que sean necesarios para poder finalizar ésta en el menor tiempo posible.

Las instrucciones para todo el personal que participa en la búsqueda deben estar claras y ser siempre recordadas: sospechar de todo objeto anormal, no tocar ningún artefacto sospechoso, comunicar su existencia rápidamente al responsable de la búsqueda y nunca asumir que sólo hay un dispositivo.

Como regla general las búsquedas se realizarán siempre desde el exterior hacia el interior y, una vez dentro, desde los niveles inferiores a los niveles superiores.

La búsqueda en el exterior debe comenzar en el nivel del suelo prestando atención a las pilas de hojas o basura, los arbustos, papeleras, bocas del alcantarillado, vehículos aparcados. Es necesario prestar atención a las repisas de las ventanas, unidades de aire acondicionado, ornamentos constructivos o salidas de humos.


Las áreas interiores en donde es más factible que se depositen artefactos explosivos serán aquellas que estén más abiertas al público y las zonas que contienen instalaciones de servicio del edificio. Zonas a vigilar son los aseos o servicios, cubos de basura o papeleras, huecos de ascensor, escaleras, pasillos, rincones, algunos muebles, electrodomésticos y salas de máquinas, escaleras mecánicas y grupos electrógenos.

El equipo de búsqueda debe moverse de forma sistemática desde un área al área adyacente siguiendo un orden lógico. La primera medida a tomar en cada habitación o local a inspeccionar será realizar un chequeo auditivo, en el que, colocándose en distintos lugares de la sala, los miembros del equipo permanecerán quietos, con los ojos cerrados, escuchando atentamente en busca de algún sonido anormal.

En segundo lugar se dividirá el cuarto en zonas aproximadamente iguales en base al número de áreas de búsqueda y objetos a inspeccionar. En cada área de búsqueda se observará en primer lugar del nivel de la cintura para abajo y posteriormente del nivel de cintura para arriba; en último lugar se revisarán los techos.

Una vez que la sala ha quedado revisada es conveniente que sea señalizada de alguna manera que permita comprobar con facilidad que no se ha pasado ninguna por alto. Una forma puede ser la señalización con cinta adhesiva de una esquina del marco de la puerta de la habitación revisada.

La tarea de búsqueda va a exigir el mantenimiento de una cuidadosa atención por lo que fácilmente se producirá fatiga si se prolonga durante demasiado tiempo. Durante los primeros 15 ó 30 minutos los equipos pueden realizar la búsqueda con un buen nivel de eficacia, pero si está se prolonga más en el tiempo se incrementa la probabilidad de error, por lo que será conveniente tener previsto dar cortos periodos de descanso o el relevo de los equipos si la investigación va a prolongarse durante horas. 

Si finalmente se localiza un artefacto sospechoso se deberá avisar con urgencia a los equipos de especialistas de la policía. Si la evacuación aún no se había realizado se pondrá ésta en marcha. En general no será muy distinta de las evacuaciones previstas en los planes de emergencia para otros incidentes (incendios, etc.), únicamente habrá que tener en cuenta que se debe iniciar en la zona más cercana al lugar donde se ha localizado el paquete sospechoso, habrá que seleccionar los itinerarios de manera que se mantenga al personal alejado de dicho lugar, teniendo cuidado de no provocar una alarma generalizada, manteniendo la rapidez y el orden, y procurando que el personal lleve consigo sus pertenencias personales, ya que un bolso o portafolios que se deje abandonado y no tenga fácil identificación puede convertirse en un problema para los buscadores o los especialistas.

Al evacuar las dependencias se tendrá cuidado de dejar puertas y ventanas abiertas para garantizar la ventilación y minimizar los efectos de la salida de gases de la onda explosiva. Si se tiene tiempo se pueden proteger los cristales del astillado mediante el cruce de cintas adhesivas. Se tratarán de asegurar los elementos móviles que puedan ser proyectados y se cerrarán los circuitos de gas para evitar la multiplicación de los daños.

Javier Gómez Segura (2007)