miércoles, 7 de noviembre de 2012

No es problema nuestro

Uno a veces no sabe qué da más miedo, si la conducta horrible del agresor o la culpable cobardía del vecino que "no ha visto nada".
Tras sus anteriores trabajos, "Tabaco y menta" y "Buenos días Pilar", AELO es el tercer cortometraje del director riojano Antonio Gómez, con el que ha conseguido rodar una dura historia que va más allá del simple relato de un episodio de violencia doméstica, de esos que tristemente solemos encontrar con frecuencia en la prensa. Antonio Gómez sugiere a través de su película una reflexión distinta: ¿Quién es peor? ¿el que pega una brutal paliza o el que da la espalda a las víctimas, callando lo que ve?
Según el propio director: "La historia surgió a raíz de las muchas noticias sobre malos tratos que aparecen en los telediarios. Siempre me ha llamado la atención el hecho de que salgan vecinos o conocidos de la víctima diciendo que ellos nunca han visto nada raro".
Con escasos medios técnicos (rodado con una sola videocámara) y sin financiación externa, la narración es tan brillante que hace que sus limitaciones técnicas no tengan ninguna importancia. El director mostró su cortometraje en una red social y en apenas un mes la respuesta del público ha sido tan favorable que se reconoce abrumado. La película ha recibido numerosas visitas en Youtube y sus recomendaciones se van extendiendo por todas las redes sociales. Pero lo más importante para el propio director es que numerosas asociaciones que luchan contra los malos tratos le están pidiendo su autorización para utilizar el corto. "He recibido llamadas de grupos de Sevilla, de Granada, Almería, Madrid, Zaragoza. Me dan las gracias por haber tratado este tema, sin embargo soy yo el que está realmente agradecido".
Los actores del reparto: Adrián Gómez, Laura Reyes, Luis Garbayo, Ramón Fernández, Sandra Díaz, Alberto San Emeterio, Cristina Díez, Andrea Cruz, Inés Sáez, Pilar Sigüenza y Ernesto Reinares, son en su mayoría miembros del grupo de teatro de Calahorra "La Canilla".

domingo, 4 de noviembre de 2012

Esos actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria


Irena Sendler nació el 15 de febrero de 1910 en Varsovia (Polonia) en el seno de una familia católica. Su padre, Stanisław Krzyżanowski, era un médico reconocido que falleció en 1917 a causa de un tifus contraído al tratar a varios pacientes rechazados por otros colegas debido a su origen judío. Tras su muerte, los líderes de la comunidad judía de Varsovia se ofrecieron para pagar los estudios de Irena.

Cuando Alemania invadió el país en 1939, Irena era la administradora del Departamento de Bienestar Social de Varsovia, el cual llevaba los comedores comunitarios de la ciudad. Allí trabajó incansablemente para aliviar el sufrimiento de miles de personas, proporcionando no sólo comida para huérfanos, ancianos y pobres sino que además entregaban ropa, medicinas y dinero.

En 1942 los nazis crean el guetto judío de Varsovia, e Irena, horrorizada por las condiciones en que se vivía allí, se une a un grupo clandestino para la ayuda de los judíos denominado “Zegota” que estaba dirigido por el miembro de la resistencia polaca Wladyslaw-Bartoszewski
Wladyslaw-Bartoszewski

Con el apoyo de este grupo consigue documentos falsos y organiza una red de 25 colaboradores, casi todos mujeres, para acceder regularmente al guetto, contactar con las familias judías y sacar clandestinamente a los niños con el fin de salvarlos de los inminentes asesinatos que sospechaban iban a suceder.. Ella misma lo cuenta:

"Conseguí, para mí y mi compañera Irena Schultz, identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas. Más tarde tuve éxito en conseguir pases para otras colaboradoras. Como los alemanes invasores tenían miedo de que se desatara una epidemia de tifus, toleraban que los polacos controláramos el recinto."

Irena Sendler
Durante un año y medio, hasta la evacuación del guetto en el verano de 1942, consiguió rescatar a más de 2.500 niños por distintos caminos: comenzó a sacarlos en ambulancias como víctimas de tifus, pero pronto se valió de todo tipo de subterfugios que sirvieran para esconderlos: sacos, cestos de basura, cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ataúdes..., en sus manos cualquier elemento se transformaba en una vía de escape. Una vez fuera del guetto los ocultaba en hogares de familias polaco-católicas, en conventos y en orfanatos.

Entre los miles de niños y bebés rescatados, uno de los ejemplos que pasó a la posteridad fue el de Elzbieta Ficowska. Ella tenía cinco meses cuando una colaboradora de Sendler le suministró un narcótico y la colocó en una caja de madera con agujeros para que entrara el aire. Fue sacada del guetto junto con un cargamento de ladrillos en julio de 1942. La madre de Elzbieta escondió una cuchara de plata entre las ropas de su bebé. La cuchara llevaba grabado su apodo, Elzunia, y la fecha de nacimiento: 5 de enero de 1942.

Elzbieta Ficowska
Elzbieta fue criada por la ayudante de Sendler, Stanislawa Bussoldowa, una viuda católica. Ficowska dijo más tarde que la fallecida Bussoldowa fue su "madre polaca", para distinguirla de su "madre judía". Durante meses, la madre de Elzunia llamó por teléfono para escuchar los balbuceos de su hija. Muertos sus padres en el guetto, la joven salvada Elzbieta Ficowska fue años después conocida con el apodo de "la niña de la cuchara de plata", y muchos años después acompañó y cuidó a Irena en su vejez.

De entre todos aquellos niños sobrevivientes, también son hoy conocidos por ejemplo: Renata Zajdman, Marcel Fremder, Rene Lichtman o Piotr Zettinger (pintor que vive en Suecia).

Renata Zajdman y Elzbieta Ficowska

Irena, cuyo nombre en clave de activista clandestina era "Jolanta", quería que los niños  pudieran un día recuperar sus verdaderos nombres, su identidad, sus historias personales y sus familias, por lo que iba guardando en dos frascos de cristal los nombres y apellidos de cada niño y el destino o institución donde era escondido, creando así un archivo que posteriormente enterró junto a un manzano en el patio de un amigo, para asegurarse de que esas notas llegasen a las manos indicadas si ella moría.Todo ello con el fin de, una vez acabada la guerra, poder conectarlos de nuevo con sus familias de origen.

El 20 de octubre de 1943 fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak, donde fue encerrada, interrogada y brutalmente torturada durante meses. Soportó sus tormentos sin desvelar la identidad de sus colaboradores ni el nombre ni el destino de los miles de judíos que ella y su grupo habían salvado. “Callé. Prefería morir que revelar nuestras actividades”, dijo al ser entrevistada por Anna Mieszkowska con motivo de la elaboración de su libro "Madre de los niños del Holocausto: la historia de Irena Sendler”. 

Finalmente fue sentenciada a muerte, pero en el momento en que la iban a fusilar junto a otras colaboradoras suyas, fue sacada de la fila por un soldado alemán con la excusa de un "interrogatorio adicional" y una vez lejos del pelotón de fusilamiento le gritó en polaco: "¡Corra!".  Al día siguiente halló su propio nombre en la lista de los polacos ejecutados. La resistencia polaca había sobornado a un agente de la Gestapo, quien escribió el nombre de Sendler en una lista de reos ejecutados y la permitió huir. A partir de aquí, Irena pasó a la clandestinidad hasta 1945 en que el nazismo fue derrotado.
Adolf Berman

Al finalizar la guerra, ella misma pudo desenterrar los frascos y entregar las notas al doctor Adolf Berman, el primer presidente del Comité de Salvamento de los judíos sobrevivientes. Irena intentó con sus colaboradores devolver los niños salvados a sus familias judías originarias; pero resultó que casi todas habían sido exterminadas en Treblinka y otros campos de concentración. Los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco fueron enviados a Israel.

En 1965, el "Yad Vashem", institución judía encargada de mantener la Memoria del Holocausto, teniendo conocimiento de lo que Irena había hecho, le otorgó la altísima distinción de «Justo entre las Naciones», su nombre se inscribió en el Muro de Honor del Jardín de los Justos en Jerusalén y se plantó un árbol conmemorativo en su recuerdo. Al pie del árbol se encuentra una placa con su nombre.
Sin embargo, la ejemplar y heroica vida de Irena Sendler, siguió opacada tanto a nivel de Polonia, donde al comunismo no le interesaba hacer popular a una católica salvadora de judíos, como a nivel mundial.

Según Michal Glowinski, crítico literario a quien Sendler ocultó en un convento siendo niño en enero de 1943, el régimen comunista había hecho de la historia judía un tema vedado. Además, Sendler fue integrante del Partido Socialista, lo cual le ocasionó problemas con los comunistas. Glowinski señala cómo los interrogatorios y el hostigamiento de la policía secreta provocaron el nacimiento prematuro de su hijo Andrzej, quien murió dos semanas después. Y sus hijos Janina y Adam tuvieron que enfrentar importantes obstáculos para recibir educación.

En su libro de memorias "The black seasons", Michal Glowinski, que al final pudo reencontrarse con sus padres escapados también del gueto, reconoce: "Le debo mi vida a la señora Sendler”.

No será hasta 1994, curiosamente a raíz de la exitosa película de Steven Spielberg, "La lista de Schindler" (USA 1993), cuando un maestro de Kansas, EE.UU., dio un artículo de prensa a cuatro de sus estudiantes (Megan Stewart, Liz Cambers, Sabrina Coons y Jessica Shelton) para que buscaran información acerca de una tal Irena Sendler, quien según el citado artículo, titulado "Otros Schindler", había salvado a 2500 niños judíos en 1942, lo cual al profesor le extrañó mucho pues no había información histórica sobre una gesta tan humanitaria.

Los estudiantes se pusieron a investigar y su sorpresa fue mayúscula cuando comprobaron que la hazaña de Irena Sendler había sido real y ella aún estaba viva. La movilización de estos estudiantes facilitó sacar a la luz la historia de Irena Sendler —enterrada en el anonimato más lamentable tras el telón de acero comunista— dando a conocer a través de internet y de otros medios su extraordinaria hazaña.

Order Orla Bialego
En 2003, cuando la historia de Irena Sendler llevaba difundiéndose a escala global desde hacía varios años, llegó a recibir una carta de reconocimiento del Papa Juan Pablo II y también el homenaje del Presidente de la República de Polonia, Aleksander Kwasniewski, quien le otorgó la más alta distinción civil del país: la Orden del Águila Blanca (Order Orła Białego). En el acto de recogida de esta condecoración Irena fue acompañada por sus familiares y por Elzbieta Ficowska, "la niña de la cuchara de plata".

Los niños sólo conocían a Irena por su nombre clave "Jolanta". Pero años más tarde, cuando su foto salió en la prensa tras ser premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre la llamó por teléfono y le dijo: "Recuerdo su cara, usted es quien me sacó del Gueto." Y así comenzó a recibir muchas llamadas y reconocimientos.

Irena Sendler
Irena Sendler nunca pensó que recibiría homenaje alguno por sacar subrepticiamente a los 2.500 niños judíos del gueto de Varsovia, ni por soportar las torturas de los nazis o pasar décadas hostigada por el régimen comunista que siguió a la guerra. Según ella lo expresó, "esos actos fueron la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título para recibir la gloria". En referencia a las visitas incesantes que recibía, expresó: "Estoy muy cansada; esto es demasiado para mí".

En el año 2007 el gobierno de Polonia la presentó como candidata para el premio Nobel de la Paz. Esta iniciativa fue del Presidente Lech Kaczynski y contó con el apoyo oficial del Estado de Israel —a través de su primer ministro, Ehud Ólmert— y de la Organización de Supervivientes del Holocausto residentes en Israel. Las autoridades de Oświęcim (Auschwitz en alemán) expresaron también su apoyo a esta candidatura, ya que consideraron que Irena Sendler fue uno de los últimos héroes vivos de su generación, y que demostró una fuerza, una convicción y un valor extraordinarios frente a un mal de una naturaleza extraordinaria. Finalmente el galardón fue concedido a Al Gore.

Irena Sendler en 2005

Al final de su vida  Sendler, siempre vestida de negro –en señal de luto por su hijo Adam, quien falleció de insuficiencia cardíaca en 1999–  sí fue considerada una heroína, pero ya no podía caminar y pasaba buena parte del tiempo en una silla, cerca de una ventana y de una mesa cubierta con floreros, fotografías y medicamentos. Irena Sendler falleció en Varsovia (Polonia), el 12 de mayo de 2008, a los 98 años de edad.


Su epopeya ha sido llevada a la pantalla en el año 2009 con la película "The Corageous Heart of Irena Sendler", film dirigido por John Kent Harrison, inspirado en la biografía escrita por Anna Mieszkowska, y protagonizado por Anna Paquin en el papel de Irena por el que consiguió una nominación al Globo de Oro.

Javier Gómez Segura 2012